miércoles, 28 de septiembre de 2022

 

Los tres filtros

 

Se dice que, en una ocasión, un discípulo llegó muy alterado a la casa de Sócrates y empezó a hablarle de este modo:

 

- "Maestro! Quiero contarte cómo un amigo tuyo ha estado hablando mal de ti y ....". 

 

Sócrates lo interrumpió de inmediato:

 

- ¡Espera! ¿Ya hiciste pasar a través de los tres filtros lo que me vas a decir?

 

- ¿Los tres filtros? - preguntó el discípulo sin saber de qué le hablaba.

 

- Sí – respondió Sócrates-. El primer filtro es la VERDAD. ¿Has examinado con detenimiento si lo que quieres decirme es verdadero en todos sus puntos?

 

- Pues no…Se lo he oído decir a unos vecinos.

 

- Pero como mínimo lo habrás hecho pasar por el segundo filtro, que es la BONDAD. Eso que quieres contarme ¿es por lo menos bueno?

 

- No, de hecho, no. Al contrario.

 

- Ah! -respondió Sócrates- Entonces pasemos al último, el tercer filtro.  ¿Es NECESARIO que me cuentes eso?

 

- Si te soy sincero, no. Necesario no es.

 

- Entonces – concluyó el maestro – si lo que querías contarme no es verdadero ni bueno ni necesario, mejor enterrémoslo en el olvido.

 

Según estos tres filtros de Sócrates, antes de contar a alguien cualquier cosa que va a tener un impacto emocional, hay que comprobar su verdad, bondad y necesidad.

 

Fuente: El Método Ikigai (Héctor García/Francesc Miralles)

viernes, 22 de abril de 2022

El hombre en busca de sentido. Viktor Frank

 Viktor Frank escribió este libro después de la segunda guerra mundial y se publicó en Alemania en 1946. En él, narra sus experiencias como superviviente de varios campos de concentración nazis. El un libro fantástico, trascendental. Tanto como la pregunta que muchos veces nos hacemos sobre qué sentido tiene la vida. El libro trata de cómo trascender al horror vivido y encontrar sentido a tu vida incluso en las circunstancias más terribles.

Viktor Frank nos enseña que todos podemos elaborar un sentido que nos rescate en los momentos más difíciles. Y que cualquier cosa que hagamos, para que esa voluntad no se rompa, tendrá un gran valor. El señor Frank desarrolla la logoterapia como un método de superación de los conflictos humanos que generan sufrimiento. Propone que la voluntad de sentido (encontrar sentido a todas las situaciones a las que nos tenemos que enfentar) es la motivación primaria de los seres humanos. La logoterapia elimina la vacuidad (esa falta de significado) ayudando al individuo a identificar su misión en la vida, su significado único.

La logoterapia se basa en tres principios básicos:

1. Libertad de voluntad. Esta se despliega a través de la capacidad de autodisciplina. Es la posibilidad  de verse a uno mismo, aceptarse, regularse, visualizarse. Muy estoico. Esto nos dará libertad frente a las tres fuentes de influencia que son los instintos, la herencia y el medio ambiente, lo que nos rodea.

Todos estamos estamos influenciados por estas tres fuentes, pero no quiere decir que estemos determinados. Ni tan solo predeterminados o finalizados/condenados. Somos libres frente a estos tres aspectos. Además siempre que el ser humano se libera de algo, es para y por algo...así encontramos el concepto de responsabilidad. El hombre es libre para ser responsable, y es responsable porque es libre. El hombre es responsable de la realización del sentido y los valores que dan significado a la vida.

2. Voluntad de sentido. Está muy relacionada con la autotrascendencia que caracteriza al ser humano. El hombre siempre apunta más allá de sí mismo, hacia un sentido que primero debe descubrir, y cuya plenitud debe lograr. La voluntad de placer (Freud) y la de poder (Adler) llevan al hombre a un punto de no progreso/frustración. El placer y el poder son consecuencias de alcanzar un fin, y no son el fin en sí mismo. Por ello, las personas que persiguen el poder y el placer llegan a un estado de frustración por un vacío existencial. La voluntad de sentido tampoco busca la felicidad. Más bien busca una razón, un argumento para ser feliz apoyado en la premisa de que el hombre es libre y responsable. De esta forma, el ser humano es libre del determinismo. La persona orienta su vida y conducta, pensamientos y motivaciones hacia un objetivo que le de una razón que confirme lo que hace.

3. El sentido de la vida. La libertad de voluntad y la voluntad de sentido nos hablan de un ser humano dispuesto a tomar posición frente a las circunstancias de la vida, con total libertad, a partir de un sentido que le guía. Aquí nos dice que la vida encierra y conserva un sentido, peculiar y original respecto a cada uno de nosotros. Nuestro deber, como seres conscientes y responsables, es el descubrimiento del sentido de nuestras vidas. Y eso se va a lograr a través de tres vías:

    1. Valores de creación, aquellos relacionados con eso que hacemos. También se le llama vía somática o biológica, es la parte corporal. Incluimos aquí la intensidad con que nos entregamos a una tarea, el compromiso personal que ponemos en ella, y su realización.

    2. Valores de experiencia, son aquellas emociones, vivencias y momentos significativos que recibimos a partir de nuestra interacción con el mundo y con los otros seres humanos. Somos seres relacionales.

    3. Valores de actitud, son posturas sobre la vida que se desarrollan frente a la posibilidad de enfrentar adversidades. Son la maduración de nuestra capacidad de lidiar con el sufrimiento y sobreponernos a él.

Viktor Frank decía que "la muerte solo puede causar pavor a quien no sabe llenar el tiempo que le es dado para vivir". Para él, el ser humano no tiene la obligación de definir el sentido de la vida en términos universales. Cada uno de nosotros lo haremos a nuestra manera, partiendo de nosotros mismos, desde nuestro potencial y experiencias, descubriéndonos en nuestro día a día. No sólo difiera de una persona y otra, sino que nosotros mismos tendremos un propósito vital en cada etapa de nuestra existencia.


viernes, 11 de marzo de 2022

Dale Carnegie. Cuando lo evidente es muy poderoso

 

Dale Carnegie escribió el libro “Como ganar amigos e influir sobre las personas” en 1936 (nosotros estábamos empezando nuestra particular guerra). Desde entonces es una referencia en el desarrollo personal. Después de varios años dando cursos para hablar en público, se dió cuenta de la importancia de las relaciones humanas y como podíamos mejorarlas y hacerlas más productivas.

 

Y lo convirtió en un libro en el que nos regala 30 consejos o principios que son sencillos, claros y sobre todo obvios. Pero ya sabemos que no podemos subestimar el poder de lo obvio.

 

Antes nos da 9 sugerencias para optimizar la lectura de un libro (leer mejor).

 

1.     Ten un deseo profundo de aprender

2.     Lee primero por encima y luego vuelve a leer con más atención

3.     Para frecuentemente para pensar sobre lo que has leído, y piensa como y donde puedes aplicarlo.

4.     Subraya y marca lo importante o útiles

5.     Dedica unas horas al mes para revisar el libro.

6.     Practica las cosas subrayadas

7.     Ofrece dinero a alguien que te señale cuando has violado estas reglas.

8.     Revisa tu progreso semanalmente.

9.     Escribe tus victorias en las páginas finales del libre.

 

Primera parte: técnicas fundamentales para tratar con el prójimo

 

1.     Criticar no sirve para nada. Pone a los demás en defensa y hace que tengan que justificarse.

2.     Muestra aprecio honesto y sincero. Todos queremos ser apreciados. Y sinceros. Escucha el “libro” de los demás.

3.     Despierta en la otra persona un deseo. Cada uno tiene sus propios deseos así que, si hablas de las cosas que le interesan, tendrás su atención.

 

Segunda parte: maneras de agradar a los demás

 

1.     Muestra un interés genuino en los demás. Y no tanto en tu propio interés.

2.     Sonríe, es la forma más sencilla de causar una primera buena impresión. Además, te pone de buen humor.

3.     Recuerda los nombres de las personas que conoces. A todos nos gusta oir nuestro nombre.

4.     Ser un buen oyente y anima a los demás a que hablen de ellos.

5.     Habla de lo que le interesa a la otra persona. ¿Como? Averígualo antes.

6.     Como hacerse agradable instantáneamente. Hay que esforzarse para que la otra persona se sienta importante y hacerlo sin esperar nada a cambio.

 

 

Tercera parte: cómo convencer a los demás

 

1.     No es posible ganar una discusión. La única forma de ganarla es evitarla.

2.     No sirve de nada decir que el otro está equivocado. En cambio, si mostramos comprensión hacia la otra opinión, esta respetará también tu opinión. Empatía.

3.     Si eres tú el que se equivoca, admítelo.

4.     Aborda un desacuerdo desde una forma amistosa: un gota de miel atrapa más moscas que un galón de hiel.

5.     Comienza con preguntas que el otro responda “sí”. Comienza en las áreas en las que el otro está de acuerdo, en las que te diga que “sí”.

6.     La válvula de seguridad para atender quejas: déjalos que hablen, y que expresen sus quejas con la mente abierta y que se expresen. Porque quien pregunta, tiene el control de la conversación.

7.     Haz que la otra persona piense que la idea es suya.

8.     Intenta de manera honesta ver el punto de vista de la otra persona. Investiga esa razón, porque lo hace, y así podrás entender y empezar a gestionar el cambio.

9.     Lo que todos quieren oir: “no te culpes ni un ápice por sentirte como tú: yo haría lo mismo”. Sentir que nos entienden.

10.  Apela a los motivos más nobles de cada uno. Que sean honestos, que sean íntegros…y los tendrán en cuenta a la hora de ponerlos en práctica.

11.  Dramatiza tus mensajes, como se hace en el cine, o la televisión. Poner espectáculo y pasión en vender tus ideas.

12.  Lanza un desafío: es una forma infalible de atraer a las personas de espíritu. ¡Lanza un reto!

 

Cuarta parte: como cambiar a los demás sin ofenderlos ni despertar resentimientos

 

1.     Si tienes que criticar, empieza antes con elogios.

2.     Llama la atención sobre los errores de los demás de manera indirecta. Lo de cambiar el “pero” por el “y”. Porque para nuestro cerebro hay palabras que actúan como un catalizador que hace que se ponga en alerta. Pero, nada, nunca, …

3.     Hablar primero de tus propios errores. Admitir que no somos perfectos.

4.     A nadie le agrada recibir órdenes. Mejor empezar con preguntas: “Qué crees que podrías hacer mejor la próxima vez” por ejemplo.

5.     Permite que la otra persona salve su prestigio. No humilles, dale una salida digna.

6.     Elogia la más mínima mejoría de las personas. “Sea cordial en su aprobación, y generoso en su alabanza”.

7.     Dale a la otra persona una buena reputación, para que esté a la altura. Se trata de comunicar, de hacer ver el potencial para que ellos lo vean en sí mismos.

8.     Haz que los errores parezcan fáciles de corregir.

9.     Procura que las otras personas se sientan satisfechas de hacer lo que tu quieres. La clave es que se sienta feliz para hacer lo que quiera. ¿Y cómo se hace eso?

a.     Se sincero. No prometas nada que no puedas cumplir.

b.     Saber exactamente lo que queremos que haga la otra persona.

c.     Seamos empáticos.

d.     Considera los beneficios que va a obtener esa persona si accede a lo que quieres.

e.     Hacer coincidir tus beneficios con los deseos de la otra persona.

f.      Transmitir todo esto de tal manera que la otra persona comprenderá como se beneficiará.